La FSM comenzó como un servicio de emergencia gestionado por organizaciones tales como un centro de costes, con un modelo basado en servicios programados. Por ejemplo: cuando se presentaban problemas como un activo fuera de servicio o un equipo averiado, se enviaba de forma inmediata a un técnico para realizar la intervención de mantenimiento con el objetivo de optimizar los costes, el tiempo de desplazamiento, el kilometraje, o el uso de materiales y repuestos.
Hoy en día, las empresas han adoptado un enfoque mucho más activo en cuanto a la gestión de servicios. En un mundo dominado por la tecnología móvil, los técnicos, ingenieros y empleados confían de forma constante en los dispositivos móviles, como smartphones y tablets, para llevar a cabo sus actividades.
A menudo, los técnicos programan visitas preventivas a los hogares, fábricas y plantas de producción de los clientes, aunque el objetivo puede consistir no solamente en reparar averías, sino principalmente en garantizar el tiempo de actividad, es decir, la disponibilidad continua de los activos de campo. Además, las tareas secundarias como la venta cruzada y la venta ascendente, ahora están gestionadas por el personal de la plantilla.