Superando la «rotación matutina» de los técnicos de campo
Con demasiada frecuencia, este proceso se ve obstaculizado por un laberinto de sistemas inconexos, cada uno funcionando en su propio silo y desincronizado con las últimas disponibilidades y habilidades de los trabajadores. Imagínese a los planificadores debatiéndose entre distintos programas informáticos de programación de cuadrillas, correos electrónicos frenéticos y llamadas telefónicas interminables, todo ello mientras que intentan acceder de la forma más rápida posible a la información más actualizada sobre las cuadrillas y así asignar las tareas.
Imagínese un sistema de RRHH capaz de rastrear los turnos y las horas de trabajo, un sistema de gestión de órdenes de trabajo que enumere las asignaciones de tareas y un sistema de Field Service Management (FSM) que monitorice los niveles de cualificación de los técnicos y las asignaciones de tareas en tiempo real. Y a todo esto añádale una lluvia de llamadas telefónicas, correos electrónicos, garabatos en la pizarra y hojas de cálculo de Excel, y en seguida se le hará muy palpable lo caótico que es la rotación matutina. Que se trate de cuadrillas pequeñas o de grupos más grandes, mantener un tiempo de trabajo eficiente para los equipos de servicio sobre el terreno es un reto constante y está sujeto a las variables del día, a la complejidad del trabajo y a factores externos no siempre predecibles, como las perturbaciones meteorológicas o las interrupciones del servicio.
Sin embargo, la clave del problema no suele estar en la falta de tecnología, sino en la incoherencia de las actualizaciones del personal a medida que realiza sus tareas. Al no poder visualizar en tiempo real los recursos disponibles, las horas de trabajo y los conjuntos de competencias, incluso los sistemas más sofisticados son insuficientes cuando sea preciso optimizar el rendimiento de las actividades sobre el terreno.